negué tu olor bajo mi almohada
y rehusé sentir tu piel durante el sueño.
Conseguí extraviarte en mi capricho
y olvidé tu presencia en mis deseos
hasta que el zumo necio de tus gajos inundó de nuevo mi contorno recobrando sutilmente mis antojos.
Abandoné mis ojos en los tuyos
y olvidé que te olvidaba...
y olvidé que te olvidaba...
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