miércoles, agosto 31, 2005

Confesiones de media noche

Para muchos puede resultar una curiosidad invaluable el hecho de que en mi mundo los días extraños no resulten ajenos, para mí ha terminado sólo por resultar una curiosidad a secas. Hoy definitivamente fue un día extraño; Día que además resulto más largo de lo usual, de hecho fue tan largo que he decidido quedarme sólo a recapitular el tiempo que pasó entre que escogíel pantalón rosa y los chilaquiles rojos de mi desayuno...

Todo estaba listo sobre la cama; Que quede en acta que la ropa de temporada yo me la pongo en el momento que a mí me da la gana mientras huela a limpio, este pantalón rosa huele a limpio y no me importa que hoy no sea día de primavera. Ahí estaba él, pálido, casi tan blanco como mi propia piel, esperándome dobladito sobre mi cama, listo para enfundarse en mis piernas. Todo iba perfecto en nuestro idilio, hasta que a mí se me ocurrió desdoblarlo frente a mis ojos haciendo inevitable no ver lo viejo que se puso desde la última remojada, y no, no es que haya perdido la forma, ni el color, sólo hay que ver la de arrugas que le salieron en una tendida, ¡Caramba!

No había muchas opciones y las que había tenía más arrugas que mi abuela, y yo que soy más burra que el burro para planchar. Antes mi ropa no tenía arrugas, esto de vivir sola y no saber planchar nos ha puesto muy viejos a todos. Sí, lo he confesado... NO SE PLANCHAR; ni me gusta, ni quiero, ni se como hacerle porque siempre termino quemada.


Hay muchos que dicen que nomás es pasar la plancha por encima y juro que eso fue lo que intenté. Yo no tengo plancha, pero Cariño si tiene, confesaré en su nombre que su aversión por las arrugas en las telas es tan grande que tiene hasta un burro para planchar en el closet. He dicho que soy burra, sí, lo soy pero también soy emprendedora, así que sin titubeos me entrometí en el cuarto de cariño para buscar su plancha y como aun no me siento capaz no agarré al idem y sólo me la traje para mi cama mientras me terapeaba diciéndome a mi misma que no sería tan difícil...

-Isis, relajate, ponle en donde dice algodón, extiende el pantalón sobre la cama y cuida que quede derechito, ahora deja que la plancha se caliente y tómala suavemente con tu mano derecha dirigiéndola sobre la tela, gira un poco la muñeca (como lo hacen las profesionales), presiona un poco hacia el colchón y con la mano izquierda estira la tela quitando las arrugas cuidando de no quemar tu mano, la colcha, el colchón o el pantalón...

Y ahí estaba yo, jugando a la casita en mi casita con la planchita de mi amiguita; pasando la plancha por un lado, por el otro, por las bolsas, por la pretina, marcando la rayita curiosa que indica que los planchaste como en tintorería... y pues la verdad parecía que todas aquellas tardes de investigación de campo viendo como se debe de planchar una prenda al fin habían rendido frutos y las arrugas desaparecían.

Me emocioné, de hecho me emocioné tanto que no fije la vista y creyéndolo perfecto me deslice dentro de ellos, me puse mis zapatitos de muñeca y me lancé a desayunar. Así pasé todo el día creyendo que mi planchado era decente, hasta que en algún punto crucé la pierna y observé que las arrugas sólo se habían desvanecido, aun eran visibles desde un avión sin focos y a media noche; Por un momento quiso darme vergüenza, un segundo después me dio coraje por ser tan inútil para quitar arrugas como las cremas rejuvenecedoras del supermercado y al final terminé por observar las líneas que se dibujaban en mi pantalón para buscarles figuras y entender su existencia en mi pálido y envejecido pantalón... Lo siguiente era reírme, pero antes de eso recordé que en ese momento sería inadecuado que me riera sola de mi nula habilidad con la plancha, así que decidí posponer la risa y perderla en alguna de estas letras de media noche.

lunes, agosto 29, 2005

Deportes de opción múltiple para conquistar


a)   Lanzamiento de guijarros a distancia
b)   Relevo de secretos a media noche
c)   Levantamiento de cuerpo entero en la vía pública
d)   Tiro de beso al rojo

jueves, agosto 25, 2005

Las seis y pico...

Es sábado, son como las seis de la tarde. Hace tiempo que no uso reloj, pero casi podría asegurar que no pasan de las seis y quince, salimos de casa a las tres de la tarde y entre el transcurso y la comida no han pasado más de tres horas. Nos bajamos del carro en la plaza, no puedo decir que nos bajamos en la calle o en la esquina de la plaza, porque en realidad estamos estacionados sobre la calle peatonal que se convierte en la misma plaza; Curiosamente es una calle en la que los peatones son los que le ceden el paso a los automóviles casi hasta llegar al kiosco.

La plaza está sola, un poco de gente circula por ahí, pero no se queda en las bancas ni entre los jardines de granados que rodean el kiosco, y yo, que sólo de verlos comienzo a sentir la acidez del fruto bajo mi lengua, ese rojo nítido que rodea las semillitas duras que se tropiezan con mis dientes haciendo enloquecer a mi parótida cada vez que se me ocurre devorarme una granada.

Mi madre se distrae fotografiando a las primas Hadad, mientras que Paco viendo las granadas me recuerda que mi boca ha quedado desnuda, me entrega el bolso y se divierte viendo como me delineo los labios cuidadosamente para después rellenarlos con la barra color granate y concluir con un beso tronado que quedará marcado sobre su mejilla izquierda.

El momento de la inmortalización digital termina y al fin avanzamos hacia el billar de Zácaro que esta en la esquina de la plaza junto a la tienda de abarrotes de su hermana. Es un negocio típico de pueblo, una tiendita chiquita, oscura y con dos cortinas de metal en lugar de paredes,que al abrir descubren sus viejos anaqueles de madera apolillada y oscurecida por el uso; La estantería está poblada de latas varias, empaques de galletas, bolsas de pasta, envases de jabones y un montón de productos que hoy en día han quedado extraviados entre los hipers, los supers, los megas y demás superlativos con los que identificamos los almacenes de la ciudad.

La fachada, el contenido y hasta el nombre es como el de todas las tiendas de pueblo, pero aun a pesar de los lugares comunes que la caracterizan, ésta no es cualquier tienda, ésta es la única tienda del pueblo donde tienen un perico como mascota, pero que digo perico, aquello es un pericón o más bien debo decir un cotorrón, la verdad debo decir que yo de las aves no distingo ni las de corral; Para mi todas se dividen en tres grandes grupos: gallinas, pajaritos o pericos. Este animalito debe de medir más de unos 50 cm con todo y las largas plumas de la cola. Cuando entramos a la tienda mi madre dijo -Ven, vamos a saludar e Elvis-, y yo, ingenua creí que Elvis era el perico y le llamaban así por ser el rey o por cantar bien, pero no, los pericos no cantan y Elvis es el diminutivo de Elvira, la dueña de Polo, el cotorrón.

Polo vive dentro de su jaula, su color le hace honor a su nombre y al dicho aquél que dice, que el que es perico donde quiera es verde, y es que será o no perico, pero el animalito es verde perico, su pico es tan negro como su lengua, sus ojos son amarillos y sus pupilas se dilatan delatando el carácter viceral del pajarito. Se agita nervioso cuando te acerca a su jaula, la curiosidad lo lleva a sacar el pico para intentar reconocerte, se mueve de izquierda a derecha sobre el palito que atraviesa la jaula, repite consecutivamente palabras aisladas y varias maldiciones que algún ocioso le ha repetido hasta el cansancio. Dicen que los pericos aprenden a hablar si les das un chile bravo, en la jaula de Polo no hay restos ni semillas que indiquen que para hablar fue necesario enchilarlo, parece que Polo aprende rápido y se divierte repitiendo las palabras que oye.

Los niños que llegan a la tienda se acercan a la jaula y tratan de meter la mano para tocarlo, las madres advierten bruscas sobre la dureza del pico de Polo y los niños retiran la mano de un jalón, a los pocos segundos, como es de esperarse, han olvidado la advertencia materna y tratan nuevamente de jalarle las plumas de la cola, Elvira aparece y los niños se hacen los muertos, más que temerle al picotazo del perico le temen al jalón de orejas que les pueda dar Elvira por molestar al animal.

Hasta el día de hoy había visto gente que besa perros, gatos, y cualquier cantidad de mamíferos por imponentes que parezcan, pero nunca había visto a alguien besar un perico y menos aún besarlo de lengüita, no se que piensen los demás pero yo creo que eso sólo puede verse en la tiendita de Elvira. Ella le habla amorosa al perico, él agita el pico de arribahacia abajo, gira el cuello hasta quedar de cabeza, saca el pico entre los barrotes y delicadamente choca la punta de su lengua seca con la humedad de la punta de la lengua de su dueña, ella ríe se levanta y sigue ajetreada con su que hacer mientras nosotros, estupefactos no podemos evitar aplaudirle a la pareja.

Elvira y Polo viven su amor entre envolturas de gansitos, refrescos en bolsita, papas sabritas, latas de conservas y un tarro grande lleno de chicles bola de color rosa. Él se pasea por su jaula despepitando semillas de girasol que van cayendo en el piso de la tienda, ella lo mima desde el mostrador y cada vez que pasa por la puerta le pide un beso de lengüita´para diversión de los clientes, nosotros, después del espectáculo nos metemos al Billar de Zacaro a tomarnos un tequila y programar la rocola mientras intentamos camuflarnos con el fieltro que cubre las mesas de billar del mismo verde que las plumas de Polo, verde entre el que ahora nosotros damos el espectáculo para los parroquianos bailando un merengue a paso rápido esquivando entre las vueltas a los jugadores del billar, quienes ahora nos miran con la misma curiosidad con la que nosotros veíamos los besos de lengüita entre Polo y Elvira.

miércoles, agosto 24, 2005

Carta al objeto de mi deseo...


Guadalajara Jalisco
Agosto 2005


Objeto de mi deseo,
La presente es un intento utópico para decirle que usted además del objeto de mi deseo se ha convertido en una lista sin final...

Es usted la elucubración más lúdica de mis insomnios,
El antojo más exquisito,
El cobertor más cachondo de mis tardes de lluvia,
La fantasía más cursi de mis ratos más rosas,
El sobresalto más ruidoso de mis silencios,
El abrazo más cálido,
El beso que no me han dado,
El sueño recurrente de todas mis noches...

No sea mala persona y regáleme una caidita de ojos, una miradita discreta que me permita dejar de hablarle de usted y hacer esto más personal; Le ruego de la manera más atenta que deje de ignorarme porque mis ideas para llamar su atención están a punto de terminarse. Tengo mil preguntas que quiero hacerle y aún no he encontrado las palabras para que sus ojos me miren...


Sinceramente
La I que lo desea


martes, agosto 23, 2005

Nerviosismo líquido

Estoy nerviosa y los vasos de agua se evaporan frente a mi sin disimulo. Tú hablas y yo miro tus ojos tratando de ignorar la sed que me provocas.

Eres inteligente y articulas ideas complejas sin dificultad, mientras que yo, en un segundo pierdo la cuenta de los vasos de agua que me he tomado; doy tragos grandes y otros pequeños y la sed no se extingue.

Cada vez que me miras a los ojos lo único que soy capaz de hacer es bajar la mirada y dar un trago más para inundar la vergüenza. Tú sigues contando historias y yo miro como mueves las manos para no perder el hilo de la conversación.

Siento el estómago cada vez más lleno; el efecto pecera se apodera de mis entrañas y cada segundo es más ruidoso, me ruborizo de solo pensar que escuches el glu glu que va y viene dentro de mí. Si lo escuchas será el final; terminaras por perder de vista mis labios color granate y verás de una vez por todas la deshonrosa metamorfosis de la señorita de ojos grandes a la señorita pez que ridícula deja de respirar cada vez que la miras.

Mi boca se seca más con cada trago de agua mientras tú sigues hablando de autores y películas que desconozco, no puedo pensar en otra cosa que no sea un sorbo más de agua; he tomado tanta, que para cuando nos llegue la cuenta habrán cobrado un garrafón entero

Después de dos horas tú no has parado de hablar y yo sigo tan concentrada en quitarme la sed para poder emitir palabra que apenas escucho cuando entre dientes me dices que te disculpe porque cuando estas nervioso no puedes dejar de hablar...

lunes, agosto 22, 2005

Apuntes del caos

Últimamente recuerdo todos mis sueños, son largos y de estructuras complejas; Son sueños en los que aparece gente de cada uno de mis veintiséis años, gente que vive en las casas en las que yo he vivido, gente que me visita en mis habitaciones de infancia, lugares en los que encuentro los objetos de esas épocas mezclados con momentos y personas de ahora.

También he soñado que conozco gente nueva, lugares que se derrumban y de los que emergen antiguas ciudades en calidad de nuevas. Sueño a mi madre y a mi padre, a mi hermana que no me conoce, a mis abuelas rejuvenecidas y a mis amigos que vivenfuera los sueño en barcos y en aviones de regreso a casa con sus mascotas y con muchas maletas.

En algún momento también soñé a mi primer novio, recordé su voz y sus manos hasta que lo transformé en un chico que no conozco, imaginé la sonrisa y el color de sus ojos, caminé con el varias calles buscando una dirección en una calle que no identifico pero conozco bien; en un descuido el chico que no conozco desaparece y yo dejo de caminar para sobrevolar la zona, basta con que de un brinco y estoy flotando al nivel de los balcones de las casas.

Sueño que estoy embarazada y que me arrepiento en el momento del parto, me veo pidiéndole al doctor que me quite lo embarazada y me deje ir a mi casa, mientras yo misma me explico que eso no es posible y despierto aliviada...

Duermo de nuevo y en medio de una cena formal me quito la ropa y me tiro de picada a una alberca profunda, recuerdo la sensación del agua a mi alrededor, el vacío del silencio y la sensación de asfixia por haber soltado el aire sin control, recuerdo también el placer de respirar de nuevo en la superficie para sumergirme una vez más.

Manejo por una carretera recta hasta que me olvido del auto y de nuevo aparezco caminando en un lugar extraño con el chico de los ojos preciosos que no conozco, tal vez es el mismo que soñé hace una semana dándome indicaciones de cómo llegar a una playa, aquel del que sólo recuerdo la boca diciéndome como no perderme de nuevo. Sí, debe de ser él, unos ojos así son perfectos para aquella boca...

Regreso a mi cuarto de la casa vieja, el cuarto aquel que tenía un patio lleno de plantas; Afuera llueve y yo me tiro en mi cama sobre el edredón blanco para despertar un rato...

Bajo mi almohada...

Aún queda un puño de palabras que no me han dicho. Me dormiré de nuevo para ver si esta noche las escucho quedas entre mis sueños...

jueves, agosto 18, 2005

Crónica de un domingo interminable

Abro los ojos y procuro recordar, me gusta recordar de la cabeza a los pies para después estirarme y gruñir, (el gruñido debe ser por la molestia que me causa despertar). No despierto lúcida;la piel se me hincha, la voz se me engruesa y las extremidades se me apendejan, y si no me muevo después de diez minutos seguro me quedaré dormida de nuevo, lo mejor es que me destape o me pare, porque lo más seguro es que haya amanecido destapada, ruedo sobre la cama hasta poner mi pie derecho en el piso y con más equilibrio que gracia me enderezo.

Le digo a mi madre que no quiero ir a la escuela, un segundo después recuerdo que mamá ya no vive conmigo y yo ya no voy a la escuela, que lástima, era un buen pretexto para no levantarme; aunque la verdad es que la escuela siempre me gustó, era el instrumento perfecto para mantener el sano equilibrio entre mi yo dependiente y mi yo masoquista; sufría de lunes a viernes por que llegara el fin de semana para no tener que levantarme temprano pero al final terminaba por deseardesesperadamente que llegara el lunes para ordenara mis horas.

Ahora puedo decir que vivo en un domingo interminable y con lo que me chocan los domingos, pero bueno, es la analogía más acertada que encuentro para contarte que mis días no tienen horario para levantarme ni para dormirme, nadie me dice que comer ni a que hora comer, no tengo un trabajo fijo así que tampoco me dicen que hacer ni en que orden hacerlo. Mis días son cortos y confusos mientras que mis noches tienden a ser largas y claras, porque como dice mi abuela, nunca me levanto a una hora prudente para trabajar ni me meto a la cama a una buena hora para descansar.

Aun así puedo contarte algunas constantes de mis días normales; después de levantarme supersticiosamente con el pie derecho camino hasta el regulador de Lola, mi PC, la enciendo y me conecto a la red. Abandono mi cuarto, me meto en el baño, me miro de reojo en el espejo y si estoy de humor me hago gestos y me critico el peinado, si no, sólo procuro ser inconsciente y meterme inmediatamente bajo el agua; Primero me mojo el pelo, me tallo los ojos con las manos, me enjuago la boca y me cubro de espuma de la cabeza a los pies como si fuera una niña, finalmente dejo que el agua me enjuague, cierro la llave, me exprimo el pelo y me envuelvo en dos toallas con mucho cuidado de no restregarme con ellas, salgo empapada del baño y me meto a mi cuarto hasta que mi piel se seca sola de nuevo.

Cuando por fin me visto desayuno en el balcón, no me gusta comer sola y los horarios de Cariño son diferentes a los míos, así que cuando ella no está, espiar a los vecinos se convierte en la mejor opción para no sentirme sola; imaginar qué platican las viejitas que pasean a su perra, qué discuten en la sala de juntas que se asoma en aquel balcón, quién duerme aún en el hotel de allá, de quién son las prendas que veo girar en la lavadora de la azotea de enfrente, qué nombre tendrá esa flor extraña y violeta que se asoma de reojo a mi balcón, y así, después de responderme mentalmente a todas mis dudas sobre los vecinos regreso a mi cuarto, a la mesa de dibujo o a los encantos de Lola para pasar horas dibujando o tecleando las respuestas más divertidas del desayuno.

Cuando termino de acomodar líneas y teñir figuras con tintas chinas o de deletrear historias a colores con la ayuda de Lola busco donde comer, tal vez visite a mi madre o baje a robarle algún gansito a mi padre, o tal vez simplemente me coma un sándwich y sólo salga a comprar un dulce, el punto es que entre la comida y la cena buscaré la manera de salir a la calle y hablar con la gente que quiero, me gusta preguntar y escuchar de que color va su día, que textura tiene y que tanto ha durado.

Para la cena buscaré la forma de comerme algo en la calle, me gustan los elotitos en vaso, los tacos de las esquinas, las hamburguesas más gringas o los churros más típicos, pero lo que más me gusta es que otras manos preparen mi cena, confesaré que sentirme mimada por alguien que no conozco es un fetiche cotidiano que procuro no excluir de mi día. Finalmente regresaré a mi cuarto y antes de tirarme en la cama me sentarévarias horas al lado de Lola para aclarar, resumir, inventar, deducir o simplemente transcribir las texturas y los colores de mi día.

martes, agosto 16, 2005

Opción múltiple para hacerte mío

a)Te guardaré en mi cama y te usaré de almohada
b)Te colgaré en mi closet y serás mi abrigo
c)Te meteré en el refri y te comeré en un sándwich
d) Te haré jabón y ...

viernes, agosto 05, 2005

Yo siempre quiero más...

Como ya he comentado en post anteriores yo todo lo que veo quiero y como últimamente todos hablan de quien sí es y quien no es un blogstar, pues yo también tengo ganas de ser blogstar; ser la BLOGDIVA que soy es suficiente para mi ego, pero definitivamente no para mi curiosidad...

Así que de la curiosidad ha surgido el nuevo producto de Juguetes la Divina...

EL BLOGSTAR KIT



El que todos pueden adquirir, el más fácil de utilizar y el único que trae su paquete de estrellitas de papel para que se las pongan en la frente en sus apariciones en público y así nadie se atreva a debatirles su identidad de BLOGSTAR...

Vamos chicos, yo necesito pagar la renta y ustedes se mueren por estar a la moda porque estoy segura de que como a mí, la curiosidada los corroe....

¡NO LO PIENSEN MÁS, PIDELO YA!

miércoles, agosto 03, 2005

Tengo ganas de ser un chicle bomba...

No cualquiera,
no,
quiero ser TU chicle...
El que te provoca el antojo,
El que te gusta por dulce,
El que te metes a la boca con ansias,
Al que le encajas los dientes sin compasión,
Al que saboreas a mordidas y suavizas entre la lengua y el paladar...
El chicle que excita tus papilas y se enreda en tu lengua,
El sabor que te trae recuerdos,
La goma que se expande con tu aliento y se contiene entre tus labios para regresar intermitente al paladar
Quiero ser la diversión de tu lengua y la caricia pegajosa para tus mejillas
Quiero ser ese chicle que tu saliva endurece hasta que tu propio sabor te cansa,
Quiero que me hagas bolita y me tires lejos...

Quiero que extrañes mi sabor y de puro antojo me busques de nuevo.