Temor,
Temperamento,
Temperatura,
Tempestad
Templanza;
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Apareciste en su casa, con el pretexto del cine para los padres en una mano y la pañoleta para los ojos de ella en la otra; cosa fácil la de los padres, cosa difícil convencer a la mocha de tu novia de que accediera a la fantasía…
Escena 1 Interior Habitación Motel
Desnuda sobre las sábanas se muerde el labio mientras tú la esposas a la cama antes de que se arrepienta.
Estupefacto, excitado y lujurioso te paras frente a ella para mirarla; es tuya y por fin esta en tu fantasía.
Ella repite tu nombre en tono tímido y nervioso mientras te recorre con la punta de sus pies
Precipitados y enrojecidos auxilios abandonan despavoridos la habitación
Apático e indiferente el personal ya no ríe ni si sorprende; sencillamente ignora...
Los gritos invaden otros cuartos, el teléfono de la administración repica intermitente exigiendo una explicación.
Los auxilios se vuelven líquidos y el llanto ya cansado de ella implora terminen con la fantasía. El Administrador gira la llave y se introduce.
Escena 7 Interior Habitación Motel
Ella desnuda y descompuesta por el llanto sigue esposada a la cama, tú a sus pies aun con el traje y la capa puestos; la mascara colgando del ventilador de techo.
Mira que había escuchado historias de fantasías sexuales y Moteles… pero nunca me había tocado escuchar la mezcla de ambas con una dosis tan severa de humor negro involuntario entre las dos…
(Lo siento Bruno, tuve que contar tu anécdota; era demasiado buena para gozarla sola.)
Lo reconozco, no fue fácil aniquilarte; te veías despampanante.
-Pues esta bien, pero ¿apoco tú también estas descuadrada?
-¿DESCUADRADA?, ¡NO!
-Es que el diseño está un poco descuadrado…
-Que exagerado el Berny, si sólo son unos milímetros que a pesar de todos mis esfuerzos no pude cuadrar... espera, espera... estaremos viendo lo mismo?, en que lo estas viendo?
-En Explorer
-Ash!!! Ese maldito Explorer que hace semanas sin explicación alguna y sin que yo hiciera nada me mandó la sidebar hasta el final de la página... a ver, veamos como se ve en Explorer....
De mis veinticinco cumpleaños sólo recuerdo detalles; regalos, lugares, personas, una que otra felicitación colosal, un trío de sorpresas espectaculares y algunas depresiones al azar…
Quise fantasear que habría pasado conmigo si a mis ocho años me hubiera topado con una hermana mayor…
La última vez que nos vimos; tenías cuatro años, me decías Misis y te gustaba jugar conmigo sin saber que tus ojos y los míos tienen el mismo origen...
Cuatro años después te pienso y te quiero como si supieras que existo... ¡Feliz cumpleaños pequeña!
Despertar… ese suele ser igual… tardío pero de buenas, lavado de dientes, te caliente para el frío de la mañana y el ritual… encender la computadora, porque en esta casa el estéreo ya no sirve y la música es un elemento indispensable…
o(Busy)
Nunca fui una grupie, y esta noche me quedé estupefacta de ver lo que las grupies pueden llegar a gritar en un foro…
(en rojo, mayúsculas y negritas debido a la calaña del grito por supuesto)
“CÓJEME PAPASITO” ¿No? ¿O qué, se siente más rico si te hacen un hijo que si te cojen así nomás? (No lo sé…por eso pregunto.. ustedes lo saben?)
No importa en que mundo esté… en el real o en el cibernético, uno es parte del otro y gracias a ambos tengo la dicha de que alguien pregunte que tal mi día y yo pueda contestar…
De niña antes de dormir procuraba cubrirme la cabeza con la sábana para crear la ilusión de un mundo aparte, un espacio paralelo a la realidad en el que no existían las pesadillas ni los personajes que las construyen; aquél pequeño ritual era suficiente para dormirme con tranquilidad, pero no siempre suficiente para una pacífica experiencia onírica.
Durante el sueño a menudo aparecía algún vampiro entrometido o alguna bruja desquiciada que terminaba por trastornar mi descanso. Me despertaba gritando y le pedía a mis padres que me llevaran a su dormitorio.
Tiempo después las pesadillas se aminoraron, el terremoto no se repitió y la luz del baño desvaneció las sombras que me amenazaban. Tuve tiempo de soñar y de jugar sin miedos. Me gustaba imaginar lo que sería cuando fuera mayor.
Hoy en día ya no se a que juegan los niños, al menos en mi tiempo la mayoría de las niñas jugaban con muñecas, disfrutaban con gran placer el juego de “la casita”; recuerdo niñas discutiendo por ser la madre de un muñeco o la esposa de algún incauto que se dejaba atrapar para esos juegos; alguna vez jugué con desgano a ser la hija o la hermana de alguien. Por supuesto que el día que el juego de “la casita” se cambió por el del Dr, no me puse moñuda y me integré gustosa al grupo; era el momento de esfumar las dudas que los adultos nunca resolverían con claridad.
Mi tendencia más constante era la de disolverme en el mundo de los adultos para jugar a ser una de ellos; durante años lo logré con éxito. Entre la curiosidad que a ellos les provocaba la pequeña niña adulta y la satisfacción que a mi me daba jugar su sueño me olvide del mundo en el que me correspondía estar; el mundo de los niños. El tiempo pasó y nos hicimos mayores.
En la universidad dejé de jugar a ser adulta; descubrí la otra cara del juego y aprendí a gozar el juego de ser niña mientras se es adulta. Cuando terminé la carrera pensé que el siguiente juego llegaría sólo y sin dolor. Despreocupada comencé a esperar; el tiempo terminó por escurrirse y los miedos comenzaron a mojarme los pies, la inseguridad acabó por recordarme la guarida celeste y sin más huí a la casa en las nubes para evitar el mundo.
¡Hay que ver lo que se puede tardar una en recordar un sueño y retomar el juego!
Ahora cada vez que alguno de nosotros pasa por un problema de la índole que sea procuramos enviar un mensaje y pedir a los demás que dediquen un pensamiento de luz para salir del problema, escribo todo esto porque hoy necesito pedirles un pensamiento de luz y buena vibra para una bebita que se llama EMMA; le harán una resonancia en su cabecita y queremos que todo esté bien, por favor si tienen un segundo piensen en la salud de EMMA, de antemano les doy las gracias.
Entre las fresas del helado de Paco, el chocolate belga del mío, el café de Gabriel y la cercanía de las mesas es inevitable escuchar la conversación de la pareja de al lado; un par de niños "bien"; él, BIEN abrigadito, ella, BIEN mona...
Paco se atraganta el helado con una carcajada, Gabriel grita AY MIS VIDAS! y yo me quedo estupefacta; antes que nada, la estupidez siempre me ha provocado incertidumbre, no sé si comenzar por llorar o por reírme...
-Perdiste tu cartera, verdad?
-Claro que no madre! Cómo voy a perder mi cartera?
-Si Pin, la perdiste
-Qué te digo que no!.. o qué? La dejé en tu casa?
-No hija, la perdiste, aquí no está; búscala y ve que la perdiste.
-Que no! (mientras la busco en mi bolsa) No está!... la tienes tú?
-No hija, la tiene Roberto Aguilar en Aurrera Chapultepec!
Perdí el color, sentí terror y obviamente sin dinero y sin carro tuve que salir literalmente corriendo al supermercado a buscar a Roberto Aguilar. Las calles en lugar de acercarme daban la impresión de hacerse más grandes y yo sin un peso en la bolsa… porque TODO mi capital estaba en la cartera, junto con mis identificaciones, tarjetas de crédito y débito… cómo logré poner toda mi seguridad económica en un solo lugar?, cómo perdí todos los documentos que me otorgan existencia, mi IFE, mi licencia! Todo!... en que segundo me descuidé y extravié todo entre las cajas del supermercado? Que miedo!
Me llevó a buscar mi cartera y otro joven muy amable me la entregó; la habían guardado en una bolsa de plástico después de apuntar todo lo que encontraron en ella, me pidieron que revisara que todo estuviera correcto, por supuesto no lo hice, hubiera querido porder recompensar de alguna forma la buena voluntad y honestidad que tuvieron recuperando mi cartera y localizándome para que la reclamara, pero mi capital era sólo de 620 pesos y 500 eran parte de la renta de este mes así que no iba yo a entregarles 60 pesos a cada uno como recompensa, de hecho nunca había pasado por una situación así, les di varias veces las gracias y me retiré; más tarde encontré que lo único que estaba en mis posibilidades era gastarme lo que no era de la renta en unas ricas galletas y llevárselas con una nota, además por supuesto de escribir este post porque personas como ellos hacen que una vuelva a creer en los demás.
No todo es karma, de vez en cuando el darma también se asoma, diría mi tía Vicky que entiende de esas cosas mucho mejor que yo.
El primer temblor de mi vida lo pasé en la panza de mi madre, fue el del 79; aquél en el que el ángel no pudo aletear, aquél en el que mi padre entre sueños le dijo a mi madre… es normal, tú duérmete, que yo te protejo y se giró para seguir durmiendo mientras mi madre y yo escuchábamos crujir las paredes preguntándonos si en realidad aquello sería normal, el temblor acabó y después de un rato mi padre realmente despertó se baño y se fue a trabajar a la Ibero en donde daba clases, cuando regresó a casa estaba más pálido que de costumbre, sus facciones estaban desencajadas y sorprendido le dijo a mi madre… TEMBLÓ y la Ibero se cayó… a lo que mi madre le respondío… Y tú eras el que me protegía?!
Me he topado con algunas tocayas por la calle; cuando alguien exclama Isis y no sólo volteo yo, como hace un par de noches en un mac donalds cuando escuché que me ordenaban limpiar las freidoras… orden a la que Cariño respondió soltando una carcajada y diciéndome… ahí te hablan!
-Los regalos más memorables siempre me los han traído los Reyes Magos; el veinticinco de diciembre podrá fallar, pero la mañana del seis siempre ha sido especial.
-Esta vez también tienes miedo?
-No, esta vez el azul es más grande que mi miedo
-El azul siempre ha sido igual, tú eres la que se construye las paranoias
-vas a venir de una vez a meterte conmigo entre los nenúfares o vas a seguir regañándome?
-la primera opción siempre será mejor, vamos.
Los escalones se hicieron cortos hasta que nos perdimos entre los azules.
Cuando era niña mi padre me enseñó a montar en bicicleta… dicen que lo que bien se aprende nunca se olvida, yo nunca aprendí bien pero tampoco lo olvidé. Ahora a mis veinticinco puedo pedalear una bicicleta de forma poco eficaz pero certera para llegar a alguna esquina y pararme antes de que un carro me arroye.
Mis padres; primerizos y sobre protectores, sólo me dejaron tener un triciclo en casa por miedo a que algún pendejo fuera a atropellar a su pequeña y ágil primogénita, aunque siendo sincera con ustedes, la pendeja era yo y los conductores eran los que tenían que tener cuidado de mis maniobras. Y una vez más mis padres hicieron lo correcto para mantenerme en una sola pieza.
En fin, aun sin bicicleta propia logré aprender a conducirlas y años después he podido recordar las premisas elementales para avanzar de la mejor manera posible sobre una bicicleta, eso si, tampoco esperen que mis habilidades sean muy equilibradas ni mucho menos innovadoras, que ya bastante hago recordando como hacer para pedalear y llegar a alguna parte.
Y yo que creía que durmiendo iba a obtener claridad y coherencia mental, pero ya veo que no, si en realidad el punto aquí no era hablar de la bicicleta, ni del pedaleo que ésta requiere; pero que sé yo, como dicen los psicólogos, “usted comience a hablar, que luego le damos forma a su discurso” así que aquí estoy yo, con mi casa aun empolvada, porque tengo más sueño que ganas de limpiarla, pero feliz de estar de nuevo aquí hablando de cuando aprendí a manejar una bicicleta… ¡ahora sé cual era el punto…! la premisa importante del asunto es “llegar a alguna parte”…
Eso es lo que me interesa; llegar a alguna parte, No se los había dicho antes para no entrometerme con su espíritu navideño pero cuando llega diciembre yo lo único que quiero es pedalear alguna bicicleta lejos de las lucecitas, los arbolitos de navidad y los señores gordos y de barba blanca que prometen cumplir nuestros deseos; lamentablemente sigo esperando la bicicleta que pedí alguna vez entre mis antojos y que nunca llegó.
Sin la habilidad de pedalear lejos de todo esto, este año me había echo a la idea de permanecer en casa y olvidarme de las obligaciones navideñas en la soledad de mi hogar sin emitir queja alguna, hasta que mi madre llegó con la propuesta de que hiciéramos un viaje en auto desde Guadalajara hasta Chetumal para terminar pasando el día veinticuatro con la familia Hadad, al final sería algo familiar pero ajeno, eso siempre es más divertido…
El viaje era tentador y riesgoso porque mi madre y yo cuando pasamos mucho tiempo juntas tendemos a pelear por todo y a discutir por nada; esta vez sólo peleamos una vez, (una de dos: o ambas hemos madurado o tuvimos mucha suerte). Antes de que yo naciera, cuando mi padre y ella aun eran hippies hicieron ese viaje por el sureste.
Desde que tengo memoria mi madre me contaba lo bonito que era Veracruz, las ganas que tenía de llevarme a conocer y a ver la isla de los monos en Catemaco;, desde que me contó la idea del viaje el lugar al que más le emocionaba volver era Veracruz, salimos de Guadalajara al DF, de ahí a Puebla, un lugar hermoso al que espero no volver sin un poblano, porque a pesar de mi buena disposición no pude entender como funcionan las calles, y es que jamás he sido buena ni con los números ni con los puntos cardinales nunca entendí como encontrar la 11 sur con la 32 poniente (mentira, no tengo idea de si esas calles cruzan, porque nunca entendí el mapa).
Pfssss… pfsss… ¡carajo! ¿Por dónde se mete tanto polvo? Si apenas desaparecí un par de semanas del viejo año y un par de días del nuevo. Abrí la puerta y mi casa no me reconoció; está fría y llena de polvo, un par de telarañas se lucen entre los barrotes del balcón, una planta se secó de tanto extrañarme y los muebles han envejecido un poco, la cama sigue tan emberrinchada como la mañana en la que me fui y el baño tiene una tristeza notable, pero ánimo! He regresado! Si les dije desde el principio que sólo me perdería por unos días, ánimo! Que yo también los he echado de menos de una manera atroz, sobretodo el último fin de semana que se me ha hecho tan largo como la cuaresma, y es que estar en casa ajena sin hacer nada cuando sabes que en la propia hay infinidad de cosas inconclusas es verdaderamente exasperante.
He vuelto! Mañana regreso sin falta, un beso un abrazo y todo mi agradecimiento a los que han tenido la paciencia de esperarme por aquí. Buenas Noches, seguro que mañana, después de dormir varias horas lograré mayor claridad y coherencia.