sábado, octubre 23, 2004

Confesiones de mi padre



Hija, eran más de veinte; enormes ojos, todas morenas, aunque ahora que recuerdo alcancé a ver un pelirroja entre el montón, eso si, igual de voraz y de ansiosa por mi carne como las morenas, todas venían hacia mi con paso apresurado...

Tuve que luchar con ellas; necias y aferradas, negadas a soltarme... entre violentas sacudidas y manotazos efervescentes, unas caían y otras volvían a engancharse, todas queriendo mi carne a como diera lugar...

¡Una verdadera lucha cuerpo a cuerpo!…

Justo cuando creí que la victoria era mía, que las malditas habían quedado atrás... una de ellas asomó la cabeza por debajo de mi suculenta milanesa...

Si te digo que las pinches hormigas son una amenaza... pero tú no me haces caso y cuando comes Canelitas sigues dejando morusas por toda la cocina…

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