Últimamente le daba por llorar en todas partes; lloriqueaba en medio de la cena familiar, la entrevista de trabajo, la parada del autobús, los baños públicos, los elevadores y hasta en los carritos del supermercado que tanto le gustan.
Siempre se ocupa de que nadie la vea pero no de que alguien la oiga; sus quejidos que escuchan a unos dos o tres metros de ella... ¡por Dios! ¡Qué manera de gritar tiene la Negra!
Después de dos días continuos de lloriqueos y una mañana interminable de sollozos me dio dos minutos de silencio; por un momento creí que al fin se había quedo dormida del cansancio y no intenté hablar con ella, cuando regresé a su lado le di la espalda y seguí con mi trabajo. Escuche que movía las cosas buscando algo en el fondo del todo y la ignoré.
¿Y de donde carajos salió tanto humo? ¡Negra!, ¡Negra! ¿Qué hiciste cabrona? te dije que nos pagaban hoy y que esa sensación de vació era temporal, que dejaras de chillar porque para la tarde ya tendrías unos pesitos que guardar…
Mira nomás las que me haces pasar; primero te me pierdes en el super y ahora te da por la piromanía vespertina…
Ahora aguántate cabrona, que ahí va el agua… y ni se te ocurra empezar a chillar otra vez porque ahora además de sola te sientes húmeda -ya sé que es peor, pero tú te lo ganaste-.
1 comentario:
sola y húmeda?!!!! O_o jajaja pobrecita negra jajja, ya comprale un cartero :p
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