lunes, julio 18, 2005

Eres como las ganas...

Me llevó varios días asimilarte y ahora lo sé... No me asusta decírtelo porque sé que antes que desagrado te provocará una carcajada interminable, puedo asegurar que en eso te pareces a mí; cualquier metáfora que salga de los parámetros comunes será capaz de halagarte y hacerte reír, pero ya me desvié, el punto es que después de varias noches al fin pude definirte y ahora sé que eres como las ganas de orinar que me dan a media noche...


Apareces de repente, cuando estoy con la cabeza ocupada en alguna historia inconsciente, me llamas la atención quedamente y te vas mezclando entre mis historias nocturnas con disimulo; comienzas por sugerir tu presencia entre una y otra frase de mis fantasías de cama, mientras que yo, cual dormilona que soy, procuro ignorarte y convencerme de que no tengo ningunas ganas...Cuando te desconozco te da por insistir con sugerencias elementales que sigues aquí y en mi deseo por dormir termino por responder a tus provocaciones con inútiles idas a baños imaginarios entre sueño y sueño, como si de cualquier intermedio se tratase.

Intento afanosamente convencerme a mi misma de que no me has provocado ganas de salirme de mi historia para tocar el piso frío de la recamara, pero para las tres de la mañana ya no sólo eres unas ganas quedas, ya eres una punzada dolorosa imposible de refutar que no hace más que recordarme que mis idas al baño son sólo otra ilusión que no es capaz de hacerme olvidar las malditas ganas que me provocas y que pueden más que todos mis ensueños juntos...

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