domingo, marzo 13, 2005

Aniversario de bodas



A los quince no importaba, a los dieciocho nadie me presionaba, a los veinte me preguntaban por él y a los veinticuatro cuando no lo tuve me convertí en la preocupación de las tías abuelas, que cada vez que me veían les daba por decirme “si no consigues ahora un buen hombre, más tarde no va a llegar solo”, entre eso, las ganas de tener mi propio espacio y el apresurado repicar de mi reloj biológico fue como retomé la fantasía de la boda…

De niña no soñaba con casarme, pero sí con ser independiente aunque aceptémoslo; el numerito del vestido, el esmoquin, las flores y la fiesta es sumamente seductor para cualquier ego… El único problema es que para casarse se necesita una pareja...

Después de una exhaustiva búsqueda terminé por concluir que la mejor persona para comprometerme era yo misma; serme fiel, cuidarme y quererme en los prospero y en lo adverso… Fue así como el diez de marzo del 2004 terminé por casarme conmigo misma; me organicé una boda con todas las joterías incluidas, me di el gusto de quitarme las ganas del vestido blanco y la fiesta en mi honor, además de conseguir el apoyo moral y económico que me hacía falta para emanciparme.

Porque eso sí… en este mundo las ganas existen para que una se las quite y yo siempre he dicho que aquél que no se las quita termina por adquirir algún cáncer o desorden mental, así que amigos míos no lo piensen más! las autobodas resultan ser una solución de amplio espectro para los males que aquejan a los adultos jóvenes… anímense y no dejen de invitarme a su boda...

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