Entre las fresas del helado de Paco, el chocolate belga del mío, el café de Gabriel y la cercanía de las mesas es inevitable escuchar la conversación de la pareja de al lado; un par de niños "bien"; él, BIEN abrigadito, ella, BIEN mona...
Paco se atraganta el helado con una carcajada, Gabriel grita AY MIS VIDAS! y yo me quedo estupefacta; antes que nada, la estupidez siempre me ha provocado incertidumbre, no sé si comenzar por llorar o por reírme...
1 comentario:
jajajaja debiste comenzar por darle un zape a la chamaca esa ajaja :p
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