Hay meses de los que puedo quejarme, meses como mayo en los que el calor me abruma, o como agosto en el que la humedad me cala los huesos, pero de enero no me puedo quejar, es el mes que me parece más brillante de todos, el único que me ha traído más regalos que abril y más emociones que cualquiera de los otros once. Es un mes en el que me da por mover muebles, cambiar colores, tirar recuerdos y renovar la lista de propósitos inconclusos haciendo fogatas con las promesas cumplidas, pero sobretodo es el mes en el que más se conserva el olor a nuevo...
1 comentario:
Mariana, de hecho todo puede ser mejor :) un beso
Publicar un comentario