martes, agosto 23, 2005

Nerviosismo líquido

Estoy nerviosa y los vasos de agua se evaporan frente a mi sin disimulo. Tú hablas y yo miro tus ojos tratando de ignorar la sed que me provocas.

Eres inteligente y articulas ideas complejas sin dificultad, mientras que yo, en un segundo pierdo la cuenta de los vasos de agua que me he tomado; doy tragos grandes y otros pequeños y la sed no se extingue.

Cada vez que me miras a los ojos lo único que soy capaz de hacer es bajar la mirada y dar un trago más para inundar la vergüenza. Tú sigues contando historias y yo miro como mueves las manos para no perder el hilo de la conversación.

Siento el estómago cada vez más lleno; el efecto pecera se apodera de mis entrañas y cada segundo es más ruidoso, me ruborizo de solo pensar que escuches el glu glu que va y viene dentro de mí. Si lo escuchas será el final; terminaras por perder de vista mis labios color granate y verás de una vez por todas la deshonrosa metamorfosis de la señorita de ojos grandes a la señorita pez que ridícula deja de respirar cada vez que la miras.

Mi boca se seca más con cada trago de agua mientras tú sigues hablando de autores y películas que desconozco, no puedo pensar en otra cosa que no sea un sorbo más de agua; he tomado tanta, que para cuando nos llegue la cuenta habrán cobrado un garrafón entero

Después de dos horas tú no has parado de hablar y yo sigo tan concentrada en quitarme la sed para poder emitir palabra que apenas escucho cuando entre dientes me dices que te disculpe porque cuando estas nervioso no puedes dejar de hablar...

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