Tinta negra, hoja blanca y caligrafía correteada;
-Shampoo
-Gel
-Kotex
-Yogurt
-Cereal
-Leche
-Fruta
-Queso
-Agua
Las llaves, mi bolsa, escaleras, un par de calles, un semáforo, una avenida, dobla a la izquierda y el supermercado aparece. Con mi lista en una mano y la prisa en la otra entré al súper; entre mis prisas y los pasillos del súper llenos, me distraje y me salté el tercer renglón de la lista; cuando llegué a casa me di cuenta de que me había olvidado del artículo femenino de primera necesidad en el vigésimo octavo día del mes...
¡se me olvidaron los pinches Kotex!
Nimodo, otra vez, llaves, bolsa escaleras y esta vez solo caminaré una calle. Por un pasillo finito entre anaqueles altos me introduzco en la tiendita de la esquina. Vergonzosa situación para el empleado de turno que cambiaba los precios de todas las marcas de compresas, ubicadas pudorosamente en el tercer nivel del anaquel de metal...
-Nimodo joven se va a tener usted que aguantar la pena y me va a pasar dos paquetitos de colores de esos que les anda usted cambiando el precio, porque yo desde aquí no alcanzo a decidir cuales son las que quiero; hoy no se si las quiero con alitas, sin alitas, delgaditas, con manzanilla, súper absorbentes o simplemente las que dicen “originales”...
Sonrojado y nervioso el muchacho me paso los paquetitos, después de informarme que les acaba de cambiar el precio, una vez elegido el paquetito lo último era pagar. En la caja, la dueña; reconocida por su poca generosidad y mal carácter, de tinte rubio y con las pestañas enrimeladas de negro movió rápidamente las uñas rojas sobre las teclas de su caja registradora, le di 20 pesos me regresó tres y una gran bolsa de plástico blanca para encubrir mis poco pudorosas y sucias compresas de colorcitos...
¡y eso que son las originales!, pero ¿por qué habría yo de gastar tan horrible bolsa en encubrir la coloratura de mi genero?, le agradecí la bolsa y le dije que no era necesaria, a lo que sorprendida me preguntó que si era el plástico lo que no quería porque también tenía de papel para que pudiera cargar tan penoso artículo por la calle, tuve que contener la risa para no soltar una carcajada en su cara, le sonreí y amablemente le informé que cargar tan colorido paquetito no me apena en lo más mínimo, ella estupefacta dejaba que la cola de la caja se hiciera más grande...
Mientras regresaba a casa riéndome del terror que me da que todavía en este siglo existan dependientas y mujeres capaces de sentir vergüenza de su sexo, pensaba en la lista que podría haber escrito junto al a dependienta; sería una lista de las razones por las que yo debería de llevar los kotex en una bolsa vs. Las razones de porque no era necesario hacerlo.
En mi vida hago listas para todo, no se si eso será genético, no se ni siquiera si mis padres hacen listas como yo, no se si es parte de mi neurosis o de mi forma de ordenar la vida, no se si es producto del primer libro que leí en mi vida, donde la protagonista hacía listas de las cosas que le gustaban y las que no, no se si será de ahí o es simplemente otra adicción sin explicación, pero es un hecho que para conocerme la lista del súper es tan mágica y útil como todas mis otras listas...
-Shampoo
-Gel
-Kotex
-Yogurt
-Cereal
-Leche
-Fruta
-Queso
-Agua
Las llaves, mi bolsa, escaleras, un par de calles, un semáforo, una avenida, dobla a la izquierda y el supermercado aparece. Con mi lista en una mano y la prisa en la otra entré al súper; entre mis prisas y los pasillos del súper llenos, me distraje y me salté el tercer renglón de la lista; cuando llegué a casa me di cuenta de que me había olvidado del artículo femenino de primera necesidad en el vigésimo octavo día del mes...
¡se me olvidaron los pinches Kotex!
Nimodo, otra vez, llaves, bolsa escaleras y esta vez solo caminaré una calle. Por un pasillo finito entre anaqueles altos me introduzco en la tiendita de la esquina. Vergonzosa situación para el empleado de turno que cambiaba los precios de todas las marcas de compresas, ubicadas pudorosamente en el tercer nivel del anaquel de metal...
-Nimodo joven se va a tener usted que aguantar la pena y me va a pasar dos paquetitos de colores de esos que les anda usted cambiando el precio, porque yo desde aquí no alcanzo a decidir cuales son las que quiero; hoy no se si las quiero con alitas, sin alitas, delgaditas, con manzanilla, súper absorbentes o simplemente las que dicen “originales”...
Sonrojado y nervioso el muchacho me paso los paquetitos, después de informarme que les acaba de cambiar el precio, una vez elegido el paquetito lo último era pagar. En la caja, la dueña; reconocida por su poca generosidad y mal carácter, de tinte rubio y con las pestañas enrimeladas de negro movió rápidamente las uñas rojas sobre las teclas de su caja registradora, le di 20 pesos me regresó tres y una gran bolsa de plástico blanca para encubrir mis poco pudorosas y sucias compresas de colorcitos...
¡y eso que son las originales!, pero ¿por qué habría yo de gastar tan horrible bolsa en encubrir la coloratura de mi genero?, le agradecí la bolsa y le dije que no era necesaria, a lo que sorprendida me preguntó que si era el plástico lo que no quería porque también tenía de papel para que pudiera cargar tan penoso artículo por la calle, tuve que contener la risa para no soltar una carcajada en su cara, le sonreí y amablemente le informé que cargar tan colorido paquetito no me apena en lo más mínimo, ella estupefacta dejaba que la cola de la caja se hiciera más grande...
Mientras regresaba a casa riéndome del terror que me da que todavía en este siglo existan dependientas y mujeres capaces de sentir vergüenza de su sexo, pensaba en la lista que podría haber escrito junto al a dependienta; sería una lista de las razones por las que yo debería de llevar los kotex en una bolsa vs. Las razones de porque no era necesario hacerlo.
En mi vida hago listas para todo, no se si eso será genético, no se ni siquiera si mis padres hacen listas como yo, no se si es parte de mi neurosis o de mi forma de ordenar la vida, no se si es producto del primer libro que leí en mi vida, donde la protagonista hacía listas de las cosas que le gustaban y las que no, no se si será de ahí o es simplemente otra adicción sin explicación, pero es un hecho que para conocerme la lista del súper es tan mágica y útil como todas mis otras listas...
2 comentarios:
Me gustó ;)
La verdad que me da tanto gusto leer a una mujer orgullosa de su género!
Pero definitivamente eso de las listas... bueno cuesta trabajo entenderlo, y sabes? Me parece que ya es una adicción tuya, no crees?
Suerte!
p.d.1 aquí mi blog si gustas visitarlo http://omarensuwotoch.blogspot.com
p.d.2 no es tan bueno como el tuyo, pero escribo de vez en cuando
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