Desde niña me gustan los chetos, nunca me ha importado la sensación del queso pegado entre los dedos y mucho menos el color rojizo que permanece aún después de chuparlos.
Y si es difícil creer que un felino de las proporciones de Chester chetos existe, aún más complicado es imaginar a un crustáceo que gusta de rico sabor a queso en tan colorida textura.
He aquí la prueba de que el decápodo come chetos SÍ EXISTE
Bueno, este post no solo demuestra lo que dices, sino algo más importante; que a pesar de tus largas ausencias del blog, tú aún existes, aún estás ahí.
2 comentarios:
Bueno, este post no solo demuestra lo que dices, sino algo más importante; que a pesar de tus largas ausencias del blog, tú aún existes, aún estás ahí.
guardafaro... en efecto, aunque distante, aquí sigo... aprendiendo a querer el afuera de mis sueños.
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